Hoy no les voy a escribir una entrada de belleza, para eso
prometo dejar hoy programada para el viernes una entrada sobre ese tema.
Tengo la necesidad de escribir algo diferente hoy y que
quede acá.
Estaba mirando mis fotos compartidas en Facebook cuando me
encontré con que hacía un año había compartido la búsqueda de una nena de 12
años. Comparto muchas búsquedas, en este país se pierde más gente de lo que me
gustaría y compartir no me toma más de un “click”.
Presto mis ojos, memorizo la cara, por si llego a ver a
esa persona. Me pongo en el lugar de qué pasaría (que ME pasaría) si yo fuera
un familiar buscando a una persona que quiero.
Me fijé recién si la habían encontrado, porque como comparto
mucho, me olvido de fijarme después qué pasó con esa persona. Y sí, la
encontraron. Muerta. Vivió 12 años para que una basura humana la matara “porque
sí”. Tenía salidas transitorias de las que se le pagan a la policía de este
país.
Como Micaela, esa nena de 12 años, en Argentina una mujer o
niña es asesinada cada 30 horas.
Cada 1 día y 6 horas, hay una mujer menos.
Las condenas, son irrisorias, si llegan. Los culpables, rara
vez juzgados. Y así, nos vamos perdiendo de a poco, se van olvidando de
nuestras caras, nuestros nombres. Vamos quedando en el titular de algún diario
o en la carátula de algún expediente archivado mientras nuestros familiares le
exigen justicia a una justicia que no tiene quien la haga cumplir.
Porque seamos realistas, no hay Estado.
Y el problema, es
que donde no hay Estado, hay violencia.
La violencia es perpetrada contra las mujeres desde tiempos
inmemoriales. No sé dónde poner la raya que divide el “desde aquí, desde este
punto temporal, empezó la violencia hacia las mujeres”. Primero, ya no hubo
diosas, hubo dioses. Después, vinieron las hogueras para las brujas, la
esclavitud, la esclavitud sexual, el no poder votar, el depender sí o sí de
tener un marido sin importar la edad, las mutilaciones, el matrimonio infantil,
y podría seguir así toda la tarde, lamentablemente.
Pero nos están matando ahora, cada 30 horas. En mi país, mi
ciudad, mi cuadra y mi facultad. Nos están prendiendo fuego, golpeando y
atentando contra nuestra sexualidad. Seguimos sin poder decir “no” sin miedo. Y
eso que venimos con un chip mental que te ponen cuando sos chiquita y que te
prepara para tener miedo. Para saber que sola por la calle no podés andar, que
tenés que cruzar de vereda o evitar pasar por alguna obra en construcción para
que no te toquen o te digan cosas, que no podés esperar el colectivo sola de
noche, en fin, que sos mucho más proclive a sufrir un delito o a que te maten
por el solo hecho de ser mujer.
Perdonen, no me dieron tiempo para elegir un cromosoma Y en
lugar del X que me tocó. Y lo loco es que eso lo “decidió” un hombre.
El lunes pasado me quisieron matar. Me robaron la cartera y
cuando les pedí la medicación que tenía adentro (mis dosis de quimio porque me
tocaba ese día), me gatillaron dos veces, el tipo se enojó porque los tiros no salieron, me pegó en la garganta
y como no dejé de respirar me arrastró por la vereda agarrada del pelo primero
y a rodándome a las patadas después. Y diciéndome que si estaba enferma,
tendría que estar muerta. Y aclarándome que era una [inserte mala palabra aquí,
dícese vulgarmente de aquellas mujeres que venden su cuerpo por dinero] por andar por la calle a esa hora sola (18 hs). Y todo eso con un
patrullero en cada esquina que los estaba cuidando a ellos, no a mí.
Estoy viva, la puedo contar. Pero no me conformo con eso,
que es bastante, pero que no tengo por qué agradecerlo todos los días si no
quiero, ni sentir que esta gente me hizo un favor dejándome vivir.
Tengo dos desgarros, hematoma en el cráneo, hematomas varios
desparramados por el cuerpo y miedo. Hasta ayer, no dormí y tengo estrés
postraumático. Los médicos de la guardia a la que fui no me revisaron porque “seguro
que estaba nerviosa y más si era mujer” (dicho por una médica). Tuve que ir con
mi médica de confianza que una semana después me revisó todas las
articulaciones y la cabeza.
Y hoy venía pensando mientras caminaba rápido “¿Y por qué
sigo asustada, si a mí toda la vida me entrenaron para tener miedo?”.
Y no tendría que ser así, ninguna persona debería tener
cuidado de que otra le haga daño (no solamente las mujeres). Pero lo que pasa
ahora, en este preciso momento, es eso. Nos matan porque sí.
Y todavía escucho mujeres que no creen que esto esté
pasando. Y peor, escucho mujeres que lo naturalizan, diciendo que “pasó toda la
vida, no es de ahora”.
Yo no quiero que esto pase más, ni acá ni en la China ida y
vuelta caminando. Pero para eso hay que implicarse. No hace falta colgar
pancartas y pintar paredes con aerosol para solidarizarse con otras mujeres.
Solamente hace falta estirar el brazo y ayudar. Y gritar más
que nunca que hoy #NosQueremosVivas.
El viernes a las 18hs tienen otro tipo de entrada, pero les
quería escribir esto hoy.
Muchas gracias por leer y como siempre, por darme un poquito
de su tiempo que es lo único de esta vida que no vuelve.
Besos, Maru.
Fuerza Maru! Te mando un abrazo enorme!! Ojalá que se curen pronto todas tus heridas físicas y las emocionales por esta situación. Espero que en un futuro cercano, todos podamos salir a la calle sin miedo.
ResponderEliminarHola! lo que todavía no puedo comprender es que haya gente con tanta maldad...sin palabras, lamento mucho lo que te ocurrió, así como lamento todo lo que pasa todos los días, y también el horror que vivimos todas al no poder salir ni un solo día tranquilas, siempre atentas y con miedo. totalmente de acuerdo con todo lo que decís, y así es no queremos ni una menos, nos queremos vivas!!!! Beso grande!!
ResponderEliminarTe quiero! ya lo sabes! Enorme Maru! Confío en las entrañas de mujeres y hombres que aún creen en un mundo mejor!
ResponderEliminarExcelente posteo, clara, precisa y tan descriptiva que hasta sentí lo que te pasó porque a mi también me pasó hace un par de años. La sensación de miedo a que te vuelvan a robar o atacar es horrible y nadie deberia sentirla. Te felicito por esta entrada y espero de corazón que te mejores, que sanes el cuerpo como también el alma. Besos desde Cordoba.
ResponderEliminarAy, Maru, me desgarraste por completo con lo que te pasó. A mi no me sorprende la crueldad de la gente porque elegí una carrera que me lo demuestra continuamente (criminalistica), lo que me sorprende es que después de tantas marchas, de tantos femicidos y crimenes en general, sabiendo todos lo que se debe cambiar tengamos un Estado y un sistema de justicia que no hace nada al respecto. Me saca de quicio ser testigo de las causas que se desestiman continuamente por insignificancias (podría explayarme por siglos con este tema).
ResponderEliminarCualquier cosa que necesites estoy ;)
Beso enorme, linda!!
Dios mío que ganas de llorar, que miedo por todas, todo el tiempo. Ojalá la marcha y todo lo que se está haciendo sirva para q estemos mejor. Gracias a Dios estas bien, un beso enorme y mucha fuerza!
ResponderEliminar#NiUnaMenos !!!! Que terrible lo que te paso!!!
ResponderEliminarNo da con el post, pero quería tambien desearte Felices Fiestas! Que pases una linda navidad y un aun mejor comienzo de año!